Día Mundial de la Disfagia
La disfagia es una alteración de la deglución que dificulta la ingesta segura de alimentos sólidos, líquidos o incluso de la propia saliva. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente a partir de los 65 años, especialmente en personas con trastornos neurológicos como el accidente cerebrovascular, la demencia, la enfermedad de Parkinson o las enfermedades neuromusculares. Sus consecuencias pueden ser graves e incluyen desnutrición, deshidratación, neumonía por aspiración, deterioro general de la salud e incluso riesgo vital.
En España, se estima que la disfagia afecta a alrededor de 2,5 millones de personas. Sin embargo, un alto porcentaje de los casos no está diagnosticado, lo que impide el acceso a un tratamiento adecuado. El envejecimiento progresivo de la población y el aumento de las enfermedades neurodegenerativas hacen prever que su prevalencia continúe creciendo en los próximos años, reforzando la necesidad de mejorar su detección y abordaje.
La deglución es un proceso complejo en el que intervienen múltiples estructuras musculares y neurológicas, por lo que cualquier alteración en este sistema puede dar lugar a disfagia. Por este motivo, su diagnóstico y tratamiento requieren un enfoque multidisciplinar, basado en la evidencia científica y centrado en la seguridad y la calidad de vida de la persona.
En este contexto, la logopedia desempeña un papel fundamental en la prevención, evaluación y tratamiento de la disfagia. Las y los logopedas asesoran y guían a las personas afectadas durante el proceso de alimentación oral para reducir el riesgo de aspiraciones, facilitan la detección temprana de la alteración y participan en la formación de equipos interdisciplinarios. Asimismo, diseñan planes terapéuticos individualizados orientados a minimizar el impacto de la disfagia en la salud y en la vida diaria de las personas y sus familias.
Desde el Consejo de Logopedas reafirmamos la importancia de visibilizar la disfagia como un problema de salud relevante. Promover su conocimiento es clave para favorecer un diagnóstico precoz, una intervención adecuada y mejores oportunidades de recuperación y calidad de vida.